Este libro analiza en primer lugar las premisas y el perfil de la crisis económica experimentada en Madrid y su Área metropolitana desde mediados de los setenta, así como la transformación de su estructura productiva, extendida durante la primera mitad de los años ochenta en un escenario de contracción de la inversión, inflación galopante, expedientes de regulación de empleo y reconversión industrial.

A continuación, describe la lucha obrera y vecinal desencadenada a partir de la muerte de Franco en la capital y algunas localidades principales de la entonces provincia. Analiza los cambios en la conflictividad, desde un perfil inicial más político —alrededor de la lucha por la amnistía y por el reconocimiento de los derechos de huelga, reunión y asociación— hasta la promulgación de la Constitución de 1978, que marca el comienzo de una oleada de reivindicaciones de trabajadores y ciudadanos por la mejora de los salarios y las condiciones laborales y de las infraestructuras de los barrios.

Finalmente, ofrece un estudio del cambio cultural de la ciudad tal y como se refleja en la literatura y el cine de la época y en memorias autobiográficas.

En conjunto, se puede decir que el libro contiene tres crónicas diferentes en cuanto a contenido, lo cual marca también la forma: una crónica de la crisis y reconversión económica de la ciudad y su antigua provincia y después comunidad autónoma, en la que predominan los datos numéricos; una segunda crónica de las movilizaciones políticas de trabajadores y vecinos, ciudadanos todos en acción y reivindicación, en la que predomina el relato de hechos; y una tercera crónica de relatos sobre Madrid en los años de la transición y posteriores hasta mediados de los años ochenta, en la que lo que domina son los textos literarios.

En resumen, y como trata de recoger el título a través del artículo “(una)” entre paréntesis, aborda los importantes procesos de cambio —con sus incertidumbres y expectativas— que se dieron en la capital madrileña entre 1975 y 1985 a través del estudio de los flujos experimentados por el capital material –privado, pero también público—, el capital humano —encarnado en los ciudadanos y trabajadores en acción, con sus protestas y sus propuestas— y el capital simbólico contenido en las imágenes y narraciones literarias.