¡Sálvese quien pueda! Es un grito mudo que cada día más gente se repite. Lo dice quien se salta un paso de cebra, quien sale lívido de un after, encadena contratos de becario o quien tuvo que marcharse del país. Pero también quien no tiene tiempo para nada o quien tiene demasiado tiempo. Como Millenials vivimos como una generación que se asoma curiosa ante el abismo, azuzada por una mezcla de miedo y aburrimiento, viendo a ver si en el fondo del precipicio hacen descuento de grupo. Por eso, este libro es ante todo una invitación a imaginar otros mundos posibles, otros escenarios dentro de la misma ciudad o leer historias de lugares lejanos. Esto no es un libro, es un catalizador de muchas otras cosas. Es un mapa sin tesoro y un respiro en el camino de ese impertérrito preguntarse ¿quién demonios somos?

“Nos creemos más libres que nuestros precedentes, y no es así. La velocidad ha conseguido un presente que desaparece y que nos convierte en pieza de un sistema devorador. El tiempo se ha comido el espacio. Sin mesura no hay libertad”

Del Epílogo de Pepe Ribas